Hoy es un día importante. Celebramos que Albiral Display Solutions dispone de 33 patentes o modelos de utilidad en diferentes países. No está mal para una pequeña empresa como la nuestra; de hecho, ello representa una patente por persona.

La creatividad es la madre de las invenciones y no siempre significa ser el primero o ser el único en tener una idea. La clave es conectar las ideas y es un proceso que puede realizarse de diferentes maneras, aunque existen unas directrices básicas. Graham Wallace explica en su libro “El arte del pensamiento” que la creatividad comprende cuatro etapas: la preparación, la incubación, la iluminación y la verificación.

La verdad es que las ideas no aparecen de la nada. Si queremos que nuestros cerebros aporten conceptos innovadores debemos alimentarlos con materiales con los que trabajar; necesitamos ser curiosos, buscar información, zambullirnos en la materia y preparar un ambiente que inspire y que fomente la aparición de ideas brillantes. Debemos recopilar toda la información posible, ya sea hablando con nuestros clientes, visitando ferias y eventos, intercambiando impresiones con colegas y explorando cómo lo hacen otros fabricantes. Es la hora de investigar, de preguntar, de explorar. La etapa de preparación implica percibir y analizar la situación. Es el primer estadio del proceso creativo.

La fase de incubación es realmente importante y es un proceso interno e inconsciente que se produce en el hemisferio derecho del cerebro. Es hora de examinar qué hemos aprendido intentando observar desde diferentes ángulos y de experimentar estableciendo nuevas conexiones. Necesitamos sintetizar y, tal vez, desconectarnos y hacer algo diferente: salir a caminar, leer un libro, escuchar música o hacer cualquier otra cosa para ser capaces de refrescar nuestra mente.

Después está el momento de la iluminación, que surge de improviso, y es cuando todo cobra sentido. Es el momento: ¡Ajá! El momento en que se hace la luz: una fase de júbilo y entusiasmo en la que el esfuerzo invertido encuentra su recompensa.  Vemos con claridad cómo será el nuevo producto, vemos la solución. Suele ocurrir que el momento “ajá” nos pilla siempre desprevenidos; en mitad de una reunión, de una presentación, cuando estamos conduciendo,  bajo la ducha o incluso en sueños.

Y la verificación acontece cuando analizamos, verificamos y validamos (o no) la solución adoptada. La idea se transforma en algo tangible: matizamos la idea para que se pueda llevar a la práctica y le damos la configuración final. Y en el caso de que no quedemos satisfechos con el resultado, volvemos al punto de inicio.

Como Thomas Edison dijo: “La creatividad es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración”