Desde hace ya un tiempo, la industria hotelera viene sufriendo una gran transformación. Los hoteles han pasado de ser un lugar de mera pernoctación a ser creadores de experiencias por sí mismos. La experiencia de los usuarios, las emociones provocadas en los huéspedes y  la capacidad de generar sensaciones únicas y memorables marcan la diferencia entre  unos hoteles y otros. Los hoteles necesitan atraer a los visitantes ofreciendo experiencias exclusivas y diferenciadoras y, por ello, el rol de la tecnología es fundamental; en especial, en la era del Covid, en la que debemos persuadir a los clientes de que vale la pena volver a viajar.

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha tenido como consecuencia una revolución total en el sector de la hostelería. Ante la necesidad de ofrecer espacios seguros para el viajero se ha apostado por la tecnología y, en este sentido, se ha desarrollado la figura de un modelo de hotel más digitalizado y conectado con el huésped. Podríamos hablar de conceptos tales como realidad aumentada, inteligencia artificial, sistemas de check-in móviles, control mediante voz, reconocimiento facial, aplicaciones para huéspedes,

big data, …  Y, en realidad, sería difícil distinguir qué tendencias están aquí para quedarse y cuales son tan solo trucos publicitarios. Sin embargo, existe un hecho contrastable, y este es que la tecnología puede ser el factor diferenciador en cualquier diseño hotelero. Se trata de elegir el hardware adecuado.

Los elementos de hardware resultan esenciales para cualquier proyecto hotelero puesto que contribuyen de manera significativa a la transformación del ambiente y tienen un impacto directo en el diseño de los interiores de cualquier espacio del hotel y, en especial, en los lobbies de entrada, en los mostradores de recepción y de atención al público, en las zonas de trabajo y en las salas de reuniones.

Los viajeros buscan lugares genuinos, singulares, auténticos y que transmitan valores con los que empaticen. Lugares que se adapten a su filosofía de vida; que les hagan sentir únicos, que les permitan socializar, cómodos y con un gran impacto visual. Persiguen, sin duda, la experiencia.

 

El lobby:

Ya lo dijo Oscar Wilde: “No existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”. Y eso, en el caso de los hoteles, es especialmente cierto. El lobby es el espacio por el que el cliente pasará más veces, el que le da la bienvenida y también la despedida. Es un espacio clave que el cliente utilizará para descansar, esperar, trabajar y socializar.

El hotelero debe aprovechar al máximo este espacio para comunicar sus valores, su personalidad, su razón de ser.

 

La tecnología debe ser elegante y durable a la vez, personalizada integrando la marca y el logo del hotel y deber proveer información relevante para el huésped: desde información sobre los servicios del establecimiento, eventos y  mensajes de emergencia, hasta soluciones que agilicen el proceso de venta como el check in/out del hotel.

Los diseños deben incorporar el concepto self-service: rapidez, ahorro de tiempo e interactividad. Y, utilizar además hardware personalizado que comunique profesionalidad, emocionalidad y compromiso con el interiorismo.

 

El mostrador de recepción:

El mostrador de un hotel es también un importantísimo  elemento de comunicación en la relación servicio-cliente puesto que ,normalmente, es  hacia donde el huésped se dirige a su llegada. Esta es la razón por la que su diseño debe reflejar, de un solo vistazo, el espíritu corporativo, ya que supone una importante toma de contacto con el espacio por descubrir que se abre ante los viajeros. Los monitores que ahí se utilizan deben estar especialmente diseñados para ese propósito. Deben ser bellos desde cualquier ángulo, ajustables en altura, ergonómicos y evitar que muestren un caos de cables. Deben mostrar también la marca y valores del hotel.

El uso de monitores motorizados ajustables en altura asegura adaptabilidad y ergonomía y su diseño exclusivo transmite orden, limpieza, eficiencia y profesionalidad en el trabajo y en la forma de tratar a los clientes.

El business center:

También el diseño de los “Business centers” ha sufrido importantes cambios. De ser espacios aislado has pasado a estar integrados en otros espacios tales como los lobbies.

El  business center o  centro de negocios es el resultado de combinar recursos materiales y humanos con el objetivo de desarrollar al máximo la actividad empresarial de los usuarios a la vez que facilitar el acceso a Internet y el uso de aplicaciones informáticas.

La realidad es que los hoteles están adaptando los business center a las necesidades de los viajeros de hoy en día. Se están aportando servicios añadidos como por ejemplo la instalación de impresoras inalámbricas o el equipamiento  con muebles más cómodos y caracterización de ambientes similares a las zonas de café con el objetivo de que los viajeros se sientan como en salas de estar y no en oficinas.

Y de nuevo, cabe destacar la importancia de utilizar monitores de mayor tamaño que las tablets o los portátiles de los clientes para proporcionar un mejor confort visual. La compatibilidad con otros  equipos es imprescindible, así como también resulta necesario dotar a las mesas de cajas de conexiones y de sistemas de carga para teléfonos móviles y ordenadores portátiles.

 

La señalización digital

Siguiendo con la generación de experiencias, sin duda la cartelería digital juega un papel importante. Y es mucho más que una serie de monitores colgados en la pared. Desde los tótems, hasta los monitores empotrados y los puntos de información interactivos, todos ellos deben estar especialmente diseñados para reforzar el diseño arquitectónico y el interiorismo. Deben seguir el mismo estilo y estar fabricados con materiales durables y sostenibles. Serán omnipresentes: en el lobby, ascensor, pasillos y hasta en la entrada de las salas de reuniones.

La funcionalidad, la atemporalidad, la durabilidad y la calidad de los materiales serán factores clave. Y en el caso de los tótems y quioscos: interactividad y la movilidad.

La sala de reuniones:

Una sala de  reuniones debería ser segura, flexible, compatible con otros equipos e inspiradora. Debería ser capaz de cambiar su configuración, sus características y su funcionalidad en un momento dado. Debería ser un espacio abierto, accesible, sostenible y versátil que motivara la participación, el networking, la concentración y la creatividad.

Las espacios de reunión deberían promover la interacción humana espontánea, así como fomentar momentos privados de reflexión.

Y en los hoteles, estas salas se alquilan a empresas y a equipos de trabajo por lo que deben contar con la mejor tecnología. Si además esta tecnología aparece tan solo cuando es necesaria y está perfectamente integrada en el diseño del mobiliario, tendremos la combinación ideal.

Y en caso de que deseen más información, les invitamos a asistir a nuestro webinar en el link de debajo: